Tomado de | El 19 Digital
La Compañera Rosario Murillo, Vicepresidenta de Nicaragua reflexionó este 6 de septiembre sobre cuánto hemos avanzado como pueblo nicaragüense, como familia de nuestra Patria bendita.
“Patria que nos llena de orgullo a todos por digna, por honrosa, por gloriosa, Patria soberana, Patria bendecida con un gran pueblo y Patria de todos nosotros, ese gran pueblo nicaragüense. Cuánta bendición Dios derrama sobre esta Patria de fe, de familia, de comunidad, de amor y de esperanza”, declaró la Compañera Rosario.
“Ayer cuando participamos del desfile Pueblo Ejército, ¡qué solidez, que admirable!, un ejército que es del pueblo, un ejército conformado por el pueblo, sólido, fuerte, dispuesto, siempre al servicio de las familias nicaragüenses en todos los campos”.
“¡Qué admirable, que respetable!, y cuanto hemos avanzado nosotros, el pueblo de Nicaragua, pueblo de Zeledón, de Sandino, de Darío, de Darío que Canta a la Esperanza cuánto hemos avanzado, cuánto hemos dado, entregado, nosotros mismos para crecer como hemos venido creciendo en alma, vida y corazón”, añadió la Vicepresidenta.
Destacó que Nicaragua es un “pueblo valiente, cada vez más valiente, pueblo generoso, cada vez más lleno de cariño. Pueblo que agradece a Dios por la bendición de la paz que fortalecemos y defendemos todos los días”.
“Pueblo de Dios, pueblo cristiano, socialista, solidario. Pueblo de Dios. Cómo nos sentimos de contentos y orgullosos cuando vemos y nos vemos, porque es un espejo, un reflejo de nosotros mismos a ese Ejército nuestro, a esa policía nuestra a ese Ministerio de Gobernación con los bomberos que están en todas partes, pueblo de Dios siempre procurando servir en toda condición e incluso a riesgos de las propias vidas”.
“Pobres aquellos que no entienden, pobres…pobres. Son dignos de lástima, no de compasión, la compasión es un sentimiento noble, lástima, desgraciadamente un sentimiento despectivo, la lástima es despectiva, la compasión es otra cosa, es solidaridad. Dan lástima porque son como los zopilotes, girando, girando alrededor de donde ellos creen ver cadáveres, pero aquí no hay muertos, aquí hay vivos, gente vida, familias que viven, familias que somos de esperanza, familias que confiamos en Dios, familias que recibimos de Dios la fuerza para cada día, la energía para cada día, para trabajar duro, en paz por más y más victorias del derecho de todos a vivir con bienestar”.
Hablando de Darío y mañana que se recibe el certificado de su museo como parte de la Memória del Mundo por parte de la Unesco, la Compañera Rosario dio lectura a Canto de Esperanza.
Canto de esperanza
Un gran vuelo de cuervos mancha el azul celeste.
Un soplo milenario trae amagos de peste.
Se asesinan los hombres en el extremo Este.
¿Ha nacido el apocalíptico Anticristo?
Se han sabido presagios y prodigios se han visto
y parece inminente el retorno de Cristo.
La tierra está preñada de dolor tan profundo
que el soñador, imperial meditabundo,
sufre con las angustias del corazón del mundo.
Verdugos de ideales afligieron la tierra,
en un pozo de sombra la humanidad se encierra
con los rudos molosos del odio y de la guerra.
¡Oh, Señor Jesucristo! ¡Por qué tardas, qué esperas
para tender tu mano de luz sobre las fieras
y hacer brillar al sol tus divinas banderas!
Surge de pronto y vierte la esencia de la vida
sobre tanta alma loca, triste o empedernida,
que amante de tinieblas tu dulce aurora olvida.
Ven, Señor, para hacer la gloria de Ti mismo;
ven con temblor de estrellas y horror de cataclismo,
ven a traer amor y paz sobre el abismo.
Y tu caballo blanco, que miró el visionario,
pase. Y suene el divino clarín extraordinario.
Mi corazón será brasa de tu incensario.
“Eso somos… Canto de Esperanza. Eso somos… amor y paz que trabajamos duro todos los días y no somos de abismo, somos de cimas, y somos de aurora, y somos de amanecer”.
“Y nuestro pueblo bendecido con esa alegría, esa alegría que nos anima todos los días, que es de espíritu, espíritu formidable, siempre va adelante, porque vamos adelante construyendo el porvenir que merecemos en Gloria y victorias cotidianas, precisamente desde nuestras historias, memorias, determinación de verdades verdaderas, de restauración de nuestros derechos y de no repetición”, finalizó la Compañera Rosario Murillo.