Detrás de las cámaras, Pedro Infante era gran entusiasta de toda actividad que explotara su adrenalina, como las motocicletas, una pasión que surgió cuando filmó la película A.T.M. ¡A toda máquina, la comedia en la cual interpretó a un miembro del Escuadrón de Motociclistas de Tránsito de Ciudad de México a mediados del siglo XX.
Es que además de la icónica escena donde Infante va rodando al lado de Luis Aguilar mientras cantaban «parece que va a llover, el cielo se está nublando, parece que va a llover, ¡ay, mamá, me estoy mojando», las Harley Davidson en las que van montados fácilmente se convirtieron en otros personajes del filme de 1951.
Fue tiempo después, cuando el Ídolo de Guamúchil estaba en los mejores momentos de su carrera tanto en la música como en el cine (para entonces ya había filmado medio centenar de películas), que gastó gran parte de su dinero en una motocicleta Harley Davidson Panhead motor 55-FLE-5204, una de las mejores de su momento según los expertos, «de 1200 cc, suspensión rígida atrás, con asiento para una sola persona, de velocidades en la mano» y podía alcanzar hasta una velocidad de aproximadamente 160 km por hora.
Pedrito, como cariñosamente le recuerdan sus fans, compró el vehículo en el Servicio Harley-Davidson SA de CV, el primer establecimiento que la marca tuvo en la capital mexicana y en el país, propiedad del zacatecano Benjamín Martín del Campo, socio y amigo del mismo Arthur Davidson. La máquina habría costado 7,200 pesos de la época, de acuerdo con México Desconocido.
Antes de morir en un accidente aéreo en 1957, Infante regaló su preciada motocicleta al comandante Rafael Pliego, amigo cercano de la estrella, como símbolo de la amistad que los unió, de acuerdo con Gerardo Leal, actual propietario de la Harley que adquirió por 35 millones de pesos en el año 1995.
Tras recibirla, según dice Leal, comenzó un arduo trabajo de restauración pues el vehículo arrancaba pero no estaba en óptimas condiciones para ser conducida con seguridad pues no traía frenos, las láminas estaban abolladas, portaba adaptaciones como de diablos de bicicleta a fin de ser usada en acrobacias, entre otras imperfecciones.
Una vez restaurada y tras ser exhibida en algunas ferias automotrices y usada para recabar fondos para algunas causas, el guanajuatense Leal ha recibido ofertas por la máquina. Entre los interesados han estado la estrella de acción Sylvester Stallone y el empresario Ricardo Salinas Pliego, pero ninguno ha logrado despertar el interés por venderla.
Y aunque esta ha sido una de las motocicletas más populares, Lupita Infante Torrentera, hija del actor, también heredó otras Harley Davidson que su padre compró. En 2012 donó una de ellas al Museo de Harley Davidson.
Otras de sus posesiones incluyeron un Lincoln Continental 1942 V12 convertible y un Mercedes Benz SL300 1956. Otra de las grandes pasiones del ídolo de México fue el mundo de la aviación. Era piloto calificado y sumó cerca de dos mil novecientas horas de vuelo.